Conjunto residencial de baja densidad emplazado sobre una colina cuya pendiente desciende con suavidad hacia el litoral. El fragmentado volumen a construir, que consta de garaje en semisótano, dos plantas y ático, pretende rememorar en su diseño las preocupaciones e inquietudes de aquel grupo de arquitectos que ejercieron la profesión durante la segunda mitad del siglo XX –Sáenz de Oiza, Corrales y Molezún, Coderch, entre otros–, quienes tradujeron con respeto y dignidad los postulados del Movimiento Moderno a las necesidades que presentaban sus obras en las áreas costeras españolas.
Los componentes básicos empleados –paralelepípedos de color blanco, volúmenes escalonados parcialmente cubiertos, carpintería exterior formada por cristaleras de suelo a techo, espacios exteriores con plantaciones de flora autóctona, viviendas en planta baja con jardines privados–, ordenan sus jerarquías en una atmósfera medioambiental donde la arquitectura se integra y magnifica el entorno natural.