Este encargo, que se desarrolla sobre una parcela de 2.500 m2, desarrolla dos cometidos: por un lado una actuación rehabilitadora, correspondiente a la referida vivienda unifamiliar, promovida en 1.915 por el propio Arturo Soria, y por otro la construcción de un pequeño bloque de viviendas de nueva planta. Una vez más surge el diálogo de lo viejo con lo actual y lo histórico con lo contemporáneo. El principal objetivo que nos planteamos para afrontar este trabajo consistía en resolver la integración de una vivienda de gran valor simbólico junto a nueva intervención, buscando vincular la herencia arquitectónica y las necesidades funcionales solicitadas.
El palacete fue objeto de una rigurosa rehabilitación integral, y se conservaron su distribución, sus trazas originales y los principales detalles arquitectónicos con que fue proyectado en su día. La nueva edificación se separa de esta respetuosamente e intenta conjugar la edificabilidad asignada con la singularidad del chalet merced a determinadas estrategias (retranqueo de las plantas superiores, fragmentación de los volúmenes, entonación cromática). El resultado se impregna de ese aire de jardín urbano tan cercano a las intenciones de Arturo Soria. Se rinde con ello homenaje a este hombre excepcional, que supo aunar el pensamiento urbanístico con la iniciativa empresarial y plasmó en realidad lo que en su día se calificó como utopía: urbanizar el campo y ruralizar la ciudad.